A todos los seguidores de este blog les dejo un caluroso saludo por el día del padre. Aprovecho este espacio para colocar una carta que le escribí a mi papá hace aproximadamente un año y que también colgué en mi blog personal.
Te extraño, viejo
Te extraño, viejo.
Lo cual es un toque raro, porque nos vemos una
vez a la semana – o por lo menos lo intentamos. Te extraño cuando te hablo y me
doy cuenta de que no me estás prestando atención. Te extraño cuando de repente
mi historia se puso muy larga y me cortas y empiezas a hablar de otra cosa.
Te extraño cuando intento contarte algo y tu
atención se centra en mi medio hermano. Sí, ya sé, viejo. Ya estoy grande para
andar poniéndome celosa de esas cosas. Y creo que simplemente es por el hecho
de que él vive contigo y yo no. Pero no me malinterpretes, igual lo quiero.
Te extraño y en todo este asunto de hacerlo, lo
más irónico es que comprendo por qué lo hago. Sé que te sacas la mugre
trabajando para que no me falten cosas. Sé que atiendes llamadas 24/7 y que por
eso a veces no puedes seguir el hilo de lo que te estoy contando.
Sé que muchas veces no me contestas las
llamadas o me cortas apurado porque justo llamé cuando alguno de tus jefes te
reclamaba por algo que no salió a tiempo. Sé también que en innumerables
oportunidades terminas supervisando proyectos de madrugada y por eso te quedas
dormido cuando intentamos ver una película juntos.
Sé todas esas cosas, viejo. Y agradezco que,
aunque sea a duras penas intentes mantenerte al tanto de lo que pasa en mi
vida. Agradezco que me preguntes cómo estoy a pesar de que a veces ni siquiera
te quedes a esperar la pregunta. Agradezco que te saques la mugre por mí y que
intentes, a tu manera, hacerme feliz.
Y aunque te sigo extrañando, te comprendo y te
acompaño. Gracias por hacer este esfuerzo desde hace más de 20 años. Te amo.
0 comentarios:
Publicar un comentario